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domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuidado con lo que hablas

¡Qué ondón, broders y sisters! De nuevo andamos acá en la columna más prendidísima de la web tratando de hacerles llegar la reflexión acerca del rollo cristiano sin tanto choro para que agarren la onda en buen plan y se vuelvan, como nosotros, unos locos, locos, locos por Jesús, ¡yes! Así que paren oreja, los oclayos, chequen y activen el cerebelo.

¿Te gustó la introducción a este artículo? Te confieso que a mí, no.

Si no me gustó, entonces, ¿por qué lo escribí?

Bueno, resulta que no hace mucho, un domingo al regresar de la iglesia, decidí sintonizar la radio. En la estación 1440, los domingos, existe una barra de programas cristianos llamada Voz de Paz. Decidí por eso, disponerme a escuchar una de esas emisiones y me encontré con unos jóvenes hablando más o menos como acabo de describir, ¿y sabes? Me desagradó tanto cómo se expresaban, que preferí apagar el radio.

Antes de comenzar con el tema, te diré algo, lector amigo. Yo fui joven alguna vez en mi vida. De hecho no me considero viejo todavía, tengo 37 años y convivo diariamente con jóvenes en mi trabajo secular.

No creo estar entonces "fuera de onda" ni nada parecido, pero creo que es importante considerar que los cristianos debemos cuidar las palabras que utilizamos y mostrar quiénes somos a través de nuestras expresiones.

EL PRETEXTO DE "LLEGARLE" A LOS PIBES

En el mundo secular, es muy común escuchar que para que los jóvenes atiendan mejor un mensaje, es necesario hacérselos llegar de una manera que les sea más comprensible para que la acepten. Así, vemos cientos de campañas propagandísticas y publicitarias dirigidas a los chavos, chamos, pibes, o como quiera que se les pueda llamar en las distintas latitudes del mundo.

¿Y? ¿Se ha conseguido algo?

Hasta la saciedad vemos en los medios de condicionamiento de masas, mensajes para los jóvenes. En tales mensajes, rara vez se les invita a la reflexión. Comúnmente se les invita a "vivir al extremo", "lanzarse a la aventura" y una serie de ideas completamente carentes de llevar al joven a recapacitar, a pensar antes de actuar. Se les invita a hacer caso a sus instintos, a hacer todo deprisa aunque no salgan las cosas bien. Lo peor es que los cristianos estamos siguiendo estos mismos pasos en la educación y formación de nuestros jóvenes.

Si crees que miento, lee alguna de esas revistas cristianas en las que se promueve a músicos y cantantes. Rara vez se encuentra algún artículo que lleve a la reflexionar al lector joven acerca de que no siempre va a ser adolescente y que llegará e día, más temprano que tarde, en que tenga que hacerse cargo de muchas cosas tanto en la iglesia, como en su casa o sus estudios.

Escucha estos programas de los que te platico, y encontrarás que están plagados de un uso absurdo del lenguaje con mensajes cargados de inmediatez, que presentan a un Cristo de plástico.

No estoy en contra del adolescente, por supuesto que no. De lo que estoy en contra, es que se le encasille como si se tratara de un ser irreflexivo, casi irracional, que vive mañana tarde y noche pensando en perseguir sueños como los de las películas de acción o peor aún, como los de las telenovelas.

La adolescencia, desde mi punto de vista, es una etapa muy hermosa, pero también un período peligroso de la vida en el que si el joven no es guiado adecuadamente, puede desviar su camino casi irremediablemente.

Ser adolescente no es algo que se escoja, es algo que se debe vivir con intensidad, pero también con sabiduría. Ser joven, pues, no quiere decir que se debe ser necesariamente, como decimos en México, "atravancado". Ser joven es una etapa más de nuestro desarrollo como individuos y al respecto, esto dice la Palabra de Dios:

"Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad" (Eclesiastés 11:10).

La adolescencia pasa. Por eso, es necesario que así como nos desarrollamos en lo físico, lo hagamos también en lo intelectual. No vamos a ser adolescentes toda nuestra vida. Creo pues, que se puede hablar con los jóvenes, sin necesidad de recurrir a expresiones mundanas.

Si relees el párrafo con el que inicio el artículo, notarás que no hay diferencia entre las expresiones que utilicé, y las que se emplea en cualquier programa televisivo de la actualidad.

CHOCANTERIA

Seguramente en alguna ocasión has llegado a escuchar a alguna persona mayor utilizando palabras o expresiones juveniles. No se oye bien, ¿cierto? Tú te preguntarías por qué esa persona no se conduce y habla como alguien de su edad y tendrías toda la razón.

Ahora supongamos que te encuentras en un lugar donde se ha reunido a muchachos de diferentes credos. Tú eres el único cristiano, pero, si todos hablan igual... ¿Cuál es la diferencia entonces entre el cristiano y el que no lo es?

Utilizar ese tipo de lenguaje en la radio bajo el pretexto de atraer jóvenes a Cristo, no es convincente. El cristiano es propositivo y es diferente gracias a nuestro Salvador. Esta porción de las escrituras ilustra mejor lo que quiero decir: " 22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Ef 4:22-24).

Entonces, nuestras palabras nos deben distinguir de los demás.

Es chocante, por otra parte, estar escuchando a los que supuestamente serán algún día los líderes de nuestra comunidad, expresándose como cualquiera.

SER CRISTIANO SIN CONVERTIRSE EN UN NERD

Puede que te preguntes qué sugiero como forma de expresión. Bueno, primeramente creo que esa tarea sería demasiado difícil, puesto que cada país tiene sus propios giros idiomáticos. Por otra parte, no pretendo tampoco que de ahora en adelante te expreses como los personajes del siglo XVII o cosas así, eso sería igual de chocante que lo que comentaba, y hasta ridículo.

Creo que como joven debes entender que para todo hay momentos. No te vas a conducir en el cine como si estuvieras en la iglesia y tampoco vas a hacer en el campo de deportes lo que harías en el salón de clases. Cada lugar tiene un uso y una forma en la que se va a utilizar. Lo mismo ocurre con las relaciones humanas, no tratas igual a tu abuelita que a tu profesora de matemáticas, hay que aprender a dar la debida importancia que merece cada persona.

No obstante lo anterior, y ajeno a cualquier convencionalismo social, debes tener presente que eres un hijo de Dios, y que por lo tanto eres diferente de las demás personas. No es que te sobreestimes, sino que estés consciente de que tu papel en este mundo tiene un propósito. Por lo tanto, creo que esta porción de la Escritura habla muy concisamente de cómo debes conducirte: "27Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio" (Fil 1:27).

Entonces hay que comportarse dignamente. Muchos que no conocen el evangelio, al escuchar a los jóvenes del programa que te comenté en un inicio, podrían haberse preguntado, "¿son cristianos estos que hablan?, pero si se expresan como cualquiera, no veo la diferencia entre ellos y nosotros", y hubieran estado en lo cierto.

Conducirte correctamente no te convierte en un nerd, no te hace menos ni te pone por debajo de nadie.

Yo sé que seguramente te quieres divertir, saltar, jugar, bromear, ir a fiestas o reuniones, platicar con tus amigos o con tus compañeros de escuela. Puedes hacerlo, pero no debes perder nunca de vista quién eres. Hablar no es nada más dejar salir palabras de nuestra boca, sino algo más. Colosenses 4:6 dice: " 6Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno". O sea, nuestras palabras no deben ser vanas, deben ser inteligentes, pensadas, recapacitadas:

Proverbios 10:21 dice que "21Los labios del justo apacientan a muchos". Tú, como hijo de Dios, puedes traer calma y tranquilidad a quien lo necesita, mover el corazón de otros hacia Dios. ¿Crees que hablando como si estuvieras en el metro o en el camión, o en el estadio de futbol convencerías a otro de acercarse a Cristo?

EL BENEFICIO DE LA DUDA

Con todo, entiendo que quizá los hermanos del programa de radio que te comento, no tenían la intención de molestar. Incluso, un argumento a su favor puede ser que ellos tienen su segmento dirigido especialmente para los jóvenes. Eso no es censurable, es comprensible. pero a pesar de todo, nunca está de más pensar que aunque tu programa esté dirigido a jóvenes, tomes en cuenta que eso no quiere decir que no haya personas de otras edades sintonizando la radio. Ahí es donde cabe entonces moderar el lenguaje, ya que si nos la pasamos hablando con términos de "mucha onda", en nuestro afán por parecer "juveniles" podríamos dejar pasar la oportunidad de que otro escuche las buenas nuevas de salvación.

Quiero cerrar "Espejo" en esta ocasión con una cita más que creo, viene muy al caso:

"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2).

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