No eres la opinión de otros.

 Muchas veces nos definimos por lo que otros dicen de nosotros…

Quizás alguien que rara vez ha pasado tiempo de calidad contigo ha lanzado un juicio y te dijo: “es que eres muy callada”. Desde su perspectiva, esto tiene sentido, ya que al no ser esta persona de tu círculo de amistades, o quizás un familiar lejano, probablemente no han hablado. Sin embargo, eso no quiere decir que lo seas, porque cuando estás cómodo con esas personas que frecuentas a diario, te sobran las palabras. 

Quizás alguien que aparentemente te conoce y es cercano a ti, te dijo: “es que eres muy tacaño”. Ya sea que lo haya dicho como recocha o porque de verdad lo ve así, si tú aceptas esa idea en tu mente, aunque no sea verdad, un día terminará siéndolo, porque tomaste ese juicio como una realidad para tu vida… y te vas a encontrar pensando de ti mismo: “es que yo soy así” pero no lo eras, adoptaste ese comportamiento, porque alguien que eras así. 

Y así de muchas maneras vamos adhiriendo cosas a nuestras características, unas no muy buenas, simplemente porque aceptamos lo que alguien más dijo de nosotros. 

Deseo que seas libre de determinar lo que quieres ser y no te veas limitado porque lo que alguien, que no eres tú, dice acerca de ti mismo. 

Silent people

 A menudo me preguntaba por qué esa característica de hablar poco. 

Es cierto que este mundo es para extrovertidos y ser introvertido, muchas veces es visto como algo malo.

No me atrevería a decir quien tiene la razón y quien no, pero si quiero aceptarme, porque no puedo cambiar año que soy y que está tan arraigado a mi ser. 

Prefiero ser así, en muchas ocasiones es mejor ser de pocas palabras, aún en medio del consenso de la gente.

No tengo nada más que decir, por ahora.  

Do not judge

 Quiero aprender (nunca es tarde para hacerlo) a no juzgar. 

Rara vez conocemos las razones detrás de los actos de una persona. Con rapidez juzgamos y nos pensamos dueños de la verdad. 

Pero a decir verdad ¿no es difícil ser objetivo? 

Puede que le estés reclamando algo a una persona, pero detrás de el hecho que tu vez, quizás está su imposibilidad para hacerlo de otra manera, o no hacerlo. 

Si pudieses conocer la verdad detrás de la razón de una persona para hacer o decir algo, te descubrirías como alguien demasiado cruel. 

Qué tal si estás lanzando un juicio a alguien por no saber hacer algo, cuando detrás de sus razones para no hacerlo o saberlo hacer fue una pérdida o una carencia de la que no es culpable. 

No quiero juzgar, preferiría quedarme callada. 

Silent. Sera 

El pozo de los deseos

 Si tuviera la oportunidad de pedir un deseo, justo ahora se me ocurre que podría desear no sentirme afectada por opiniones ajenas. 

Si me hacen un halago, puedo estar en lo más top de una montaña, pero si me atacan, me siento en la profundidad más oscura de un abismo.

Quisiera no verme afectada en lo más mínimo, cualquier cosa que sea que digan. Porque muchas de estas cosas desatan un sin fin de pensamientos y emociones, que en muchas ocasiones afectan mi interacción con mi entorno, las desiciones que tome, o incluso el futuro. 

¿Cómo hago para no sentir nada cuando alguien habla de mi? 

Lo sé, se que no me define lo que alguien diga, para mal o para bien, pero aunque lo sé, muchas veces no lo puedo aplicar. 

*tira una moneda. 🪙 

Hay mucha información

 En el mundo de la globalización hay demasiada informa a la mano, pero poco conocimiento. 

De que sirve estar súper conectado con una persona a millas de distancia, si no soy capaz de ser compasivo a quien está a menos de un metro. 

Personas que son luz 💡

 Es cierto que todos estamos rodeados de prejuicios, y que muchas veces juzgamos sin tener un argumento válido… muchas veces yo misma me he descubierto siendo tremendamente egoísta, o envidiando algo… pero me he topado con personas que podría definirlas como luz. 

Tratan a los niños con personas imperantes, siempre tienen una palabra amable, no buscan el conflicto, se alegran por el bien de otro, personas que la ves y son como una brisa suave que te refresca el alma. 

Me gustaría ser esa clase de personas. Por favor, se una persona así. 

Nada vale tanto

 Estaba pensando en que muchas veces nos afanamos por hacer muchas cosas: aprender muchos idiomas, viajar, llegar a una posición, obtener bienes, y cuantas cosas sean para ti una prioridad conseguir en esta vida. Pero lo cierto es que nada de eso nos llevamos cuando partimos de este mundo, al llegar a la tumba todos terminamos siendo olvido a lo largo del tiempo. 

Pensaba quizás: “esta persona sabe mucho de música, ya quisiera yo tener tantos conocimiento en esta área” pero al finalizar nuestro paso por esta tierra, tanto esa persona como yo, ya dejaremos de existir, al menos en este plano terrenal que conocemos. Y ¿de qué sirvió tanto esmerarse por obtener algo? 

Es como si todo eso que muchas veces es motivo de preocupación, de reptante ya no tuviese ningún peso. 

Y es allí cuando pienso que no es tan recomendable matarse la cabeza con cosas que a la larga son un espejismo pasajero en este camino que llamamos vida. 

Preocúpate menos, vive más. 

2 sensaciones opuestas, un mismo día.

 Un mismo día, con matices diferentes... por un lado la grata sorpresa al recibir un detalle inesperado, celebrando tu existencia. Más que lo que recibes, es el hecho de reconocer que alguien te recordó y pensó: “este será un buen presente” 

Quizás en momentos creas que no le importas a nadie, pero eso no es cierto, nuestro juicio muchas veces se ve nublado por suposiciones mentales. Lo cierto es que es agradable sentirse querido, a través de un detalle, un gesto, o un presente. Se siente bien. 

Por otro lado, una actitud hostil de alguien que pretende humillarse, quizás porque se siente superior o quizás porque se siente tan poco que se vale de esos actos para sentir un ligero alivio. Esa actitud que pretende dejarte humillado frente a otros, un simple capricho de un momento repentino, donde sale a flote la inmadurez. Pero en definitiva se siente mal. Y quizás por eso guardas un poco de rencor, pero las personas son como son y no las puedes cambiar. Pero si cambiar tu forma de reaccionar. 

Un buen momento extiende mi felicidad por unos minutos más y una experiencia no tan grata, puede llegar a dañarte toda la tarde. 

¿Qué pesa más? Me quedo con lo bueno. Lo bueno me da fuerzas para sobreponerme a las situaciones adversas y soy feliz. 

El monstruo desapercibido

 Lo he denominado monstruo porque nos roba los mejores de los momentos y no nos damos cuenta. Nos tiene como adormecidos, haciendo lo que se le antoje, mientras estamos como siendo manejados por unos designios que ignoramos. 

Muy pocos no están bajo su dominio... y nadie se percata de lo que está sucediendo. Normaliza lo inusual y modifica nuestras perspectivas, de una forma sutil va adentrándose cada vez más en lo más íntimo de cada persona. 

Mientras afuera hay bello atardecer, las cascadas fluyen impetuosas, un arcoíris se vislumbra después de una lluvia, estamos impávidos detrás de una pantalla. Vamos a un concierto a disfrutar, pero la pantalla no nos permite disfrutar al 100%. (Es que debe quedar grabado para no volverlo a ver nunca más) Lo peor de todo es que también nos hace más indolentes; ocurre un suceso trágico, una vida está en riesgo y la pantalla nos impide ayudar, porque “estamos muy ocupado grabando” Hay una familia reunida, pero nadie disfruta porque aunque están juntos físicamente, cada uno tiene una pantalla que lo aleja de su mundo presente y real. También ha sacado lo más vil de las características humanas, cuando de atacar a otro se trata, juicios sin piedad, palabras fuertemente ofensivas que incluso han acabado con muchas vidas y con muchas motivaciones. 

Este monstruo se presentó como un amigo, una oportunidad para vivir en un mundo globalizado, donde todos podríamos estar conectados, sin importar la ubicación física... pero se nos está saliendo de las manos. Ya no lo podemos manejar, al contrario, nos maneja a  su antojo. Con algoritmos que buscan inhabilitarnos y volvernos inútilmente inoficiosos. ¿Hasta donde llegará esto? Quizás en unos años lo sabremos. 

Qué pides Vs qué agradeces.

 Piensa en las cosas que crees te hacen falta... Quizás una casa, salir de deudas, una pareja, un trabajo, vivir en otro lugar, viajar, dinero, un computador, un celular, etc... tal vez esas son las cosas más comunes que vienen a tu mente. Pero estás viviendo sin ello, y aún así te encuentras bien. No con todos tus deseos suplidos pero bien. 

Ahora piensa en las cosas por las cuales estás agradecido: una familia, un trabajo, personas a las que le importas, fe, techo, comida,  capacidades, estar vivo... y un sin fin de cosas que muchas veces vemos como cotidianas, pero son verdaderos milagros. 

Trabaja por lo que deseas pero no te conviertas en esas desagradables personas que siempre se están quejando por todo. Arruinando el mas bello de los días, con absurdos insignificantes. 

Sé agradecido. 

¿A qué le temes?

 Quizás sea al juicio cruel que lanzan otros, de forma despiadada, sin conocer que hieren tus emociones. 

Pero al fin y al cabo son solo emociones, pasajeras. Hoy están y mañana ya han cambiado. 

Es muy fácil decir: “no dejes que te afecte lo que otros dicen”, sin embargo, hay palabras que simplemente no es fácil olvidar. 

Pero vivir con rencores es una pérdida de tiempo. Quizás lo mejor sea dejar pasar por alto cuánto más de pueda. Ni lo bueno, ni lo malo que otros dice, conviene darle suma importancia, ya que las opiniones, cambian con rapidez. 

Casi 30

 Es como si nunca dejé de sentirme como una adolescente. 

Quizás pensaba que con los años la forma de percibir la vida y mi función dentro de la sociedad, cambiaría... pero solo parece un intento de ocultar los mismos miedos de siempre. 

No aceptarlo no me hace cambiarlo. Pero quisiera que fuera diferente, al menos sentirme diferente, pero no es así. 

Quizás son muchos años para tan poca experiencia, para tantos miedos e inseguridades. Y lo peor es que las cosas no cambiaron. 

¿Algún día serán diferentes las cosas? No veo que las cosas hayan mejorado, y desearía que así fuera.