Te echaré de menos,  aunque no puedas leer estas palabras...  Siempre te admiré. 
Admiré tu forma de enfrentar la vida, esa luz que irradiaba tu ser,  no importando donde estuvieras.  Admiré el hecho que me brindaras tu amistad incondicional,  el hecho de que siempre tuvieras una palabra acertada, un comportamiento digno de imitar.
No eras perfecta, pero te invadía abundante gracia.
Hoy no estás, y aunque te extraño y es difícil aceptar que no estás,  estás en el mejor lugar.  Nos veremos allá,  amiga. 

Ausencia.

Todos somos conscientes que algún día vamos a dejar esta tierra,  sin embargo no siempre lo tenemos presente. 
Cuando alguien no tan cercano muere, lo lamentamos pero es mas facil asimirlarlo.
Cuando nos toca vivir en carne propia la ausencia permanente de alguien, es mas bien dificil de sobrellevar. 
Nos acostumbramos a la compañía, a la convivencia,  a la complicidad y de repente de golpe,  esa persona ya no está y ya no estará.  Todos los recuerdos se hacen mas presentes que nunca y quisieras que fuera un sueño,  para tener la oportunidad de hablar con esa persona. 
Lo cierto es que ella no está, no te puede oír,  por mucho que tu le extrañes. 
Se siente una presión extraña en el pecho al ver fotografías y saber que no habrán mas fotos de nuevos momentos junto  a esa persona. 
Es natural,  tiene que pasar...  Pero quedarse en este mundo y sentir la ausencia es dificil de sobrellevar.