Reza la común expresión “deja que la gente hable” y tiene sentido porque las personas siempre van a tener una opinión, así sea algo que les compete o no.
Deja que hablen, mientras tú sepas quien eres, lo demás no importa. Y suena un poco poético, digno de un mensaje inspiracional.
Sin embargo, al enfrentarte a la realidad, no es muy agradable asimilar que hay personas que dan opiniones e incluso afirman argumentos sin fundamento referente a tu vida. El meollo del asunto radica en que hablan para tergiversar la realidad, llegando a dejarte incluso como la peor persona (todo sin pruebas ni certificación que sea realidad lo que se dice)
Desearía poder ir hablar frente a frente y decirles: “disculpa, había cosas de mi vida que ni siquiera yo sabía que había hecho, por favor instrúyeme, ya que eres el experto”
Ironía aparte, es grave que alguien hable sobre otra persona, afirmando y diseminando información de la cual no tiene certeza.
Parece que se necesitan clases sobre cómo ser un ser humano aceptable. Dedicarse a lo propio sin dañar a otros.
Lo peor del asunto es que esas personas que hablan, tienen sus visas hechas un desastre, por lo regular son malas personas, malos trabajadores, malos padres, malos esposos, etc, pero se sienten con la superioridad moral de juzgar lo que otros hacen o deciden, o incluso peor, inventarlo.
Las ocas quizás nunca cambien, pero por favor, tú no seas ese tipo de personas.
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