Un mismo día, con matices diferentes... por un lado la grata sorpresa al recibir un detalle inesperado, celebrando tu existencia. Más que lo que recibes, es el hecho de reconocer que alguien te recordó y pensó: “este será un buen presente”
Quizás en momentos creas que no le importas a nadie, pero eso no es cierto, nuestro juicio muchas veces se ve nublado por suposiciones mentales. Lo cierto es que es agradable sentirse querido, a través de un detalle, un gesto, o un presente. Se siente bien.
Por otro lado, una actitud hostil de alguien que pretende humillarse, quizás porque se siente superior o quizás porque se siente tan poco que se vale de esos actos para sentir un ligero alivio. Esa actitud que pretende dejarte humillado frente a otros, un simple capricho de un momento repentino, donde sale a flote la inmadurez. Pero en definitiva se siente mal. Y quizás por eso guardas un poco de rencor, pero las personas son como son y no las puedes cambiar. Pero si cambiar tu forma de reaccionar.
Un buen momento extiende mi felicidad por unos minutos más y una experiencia no tan grata, puede llegar a dañarte toda la tarde.
¿Qué pesa más? Me quedo con lo bueno. Lo bueno me da fuerzas para sobreponerme a las situaciones adversas y soy feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario