Cuando alguien me falla.

Algunas veces tratamos de no afectar a los demás y nos ponemos a nosotros mismos después de eso. Y a pesar de ese esfuerzo por no afectar a otros, llega alguien sin ninguna cautela y hace algo que te afecta.
Yo no le culpo por hacer algo que quizás me hizo sentir mal o remueva alguna de mis movedizas debilidades.
La otra persona quizás ni imagina que eso a mi me afecta tanto, pero ya lo hizo.
Quizás dentro mío esté la duda, si lo hizo con genuinas intenciones de dañarme o ni siquiera se percató que podría afectarme. Quizás nunca lo sabré. A veces ni siquiera nosotros mismos identificamos nuestras motivaciones.
No puedo deshacer sus actos, no puedo  cambiar quien es la otra persona. Pero si puedo trabajar para que eso no me afecte tanto.
En la aceptación está la clave. Quiérete, aún en medio de la imperfección.
Quizás esas y muchas otras personas hagan cosas con o sin intención, que puedan llegar a afectarte.
Acepta tus falencias, si puedes mejorar hazlo... Pero no te detengas en el camino por pequeñeces.
Y en el caso dado que la otra persona esté intentado dañarte, simplemente aléjate.